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“Mi hijo de 14 años cambió drásticamente en cuestión de meses. Pasó de ser un niño amable a usar lenguaje agresivo y compartir memes misóginos. Solo cuando revisé su historial online descubrí los ‘influencers masculinos’ que seguía religiosamente.” —Rodrigo, padre de Guadalajara.
La serie Adolescence de Netflix ha captado la atención del público por su cruda representación de cómo un adolescente común puede verse arrastrado hacia comportamientos violentos bajo la influencia de contenido digital tóxico. Aunque es ficción, muchos padres y educadores reconocen patrones alarmantemente similares en el mundo real.
Una realidad digital preocupante
En Adolescence, seguimos a Mateo, un chico de 15 años introvertido que encuentra “respuestas” en comunidades online masculinas después de ser rechazado romántica y socialmente. Lo que comienza con videos aparentemente inofensivos sobre “cómo ganar confianza” evoluciona gradualmente hacia contenido cada vez más extremo que promueve visiones distorsionadas sobre masculinidad, relaciones y violencia.
Señales de alarma que la serie ilustra correctamente
- La Escalada Gradual
El personaje principal no cambia de la noche a la mañana. Su transformación es lenta:
- Comienza consumiendo contenido sobre “autoayuda masculina”
- Progresa a memes que deshumanizan a las mujeres
- Avanza hacia grupos cerrados con lenguaje cada vez más extremo
- Termina justificando comportamientos violentos
Especialistas confirman que esta progresión refleja patrones reales de radicalización digital. La Dra. Carmen Vásquez, psicóloga adolescente de Bogotá, explica: “El algoritmo está diseñado para llevar a usuarios hacia contenido más extremo que genere mayor engagement. Los jóvenes con baja autoestima son particularmente vulnerables a estas ‘madrigueras digitales’.”
- Las vulnerabilidades emocionales explotadas
La serie ilustra factores de riesgo comunes:
- Sentimientos de rechazo o inadecuación social
- Dificultad para procesar emociones complejas
- Ausencia de modelos masculinos positivos
- Necesidad intensa de pertenencia y validación
- El lenguaje como primer indicador
En Adolescence, los padres del protagonista notan cambios en su vocabulario antes que en sus comportamientos:
- Uso de términos específicos de comunidades misóginas online
- Adopción de teorías conspirativas sobre relaciones
- Referencias a figuras o “gurús” controvertidos
- Comentarios deshumanizantes sobre mujeres o grupos minoritarios
Manuel, profesor de secundaria en Montevideo, comenta: “He visto alumnos que de repente empiezan a usar términos como ‘beta’ o ‘alfa’ para clasificar a otros chicos, o hablan de mujeres de forma cosificada. Este nuevo lenguaje suele ser la primera señal visible.”
¿Qué pueden hacer los padres? Lecciones preventiva
- Desarrollar alfabetización mediática crítica. Los jóvenes necesitan herramientas para evaluar críticamente el contenido que consumen:
- Enseña a identificar técnicas de manipulación: Quién se beneficia de ciertos mensajes, cómo se utiliza el miedo o la inseguridad para manipular.
- Analiza juntos contenido problemático: Si tu hijo menciona un influencer controversial, en lugar de prohibirlo, véanlo juntos y discutan sus mensajes.
- Cuestiona los estereotipos de género: Señala representaciones irreales de masculinidad o feminidad en medios.
Ana, madre de dos adolescentes en Lima, comparte: “Cuando mi hijo comenzó a seguir a un influencer fitness que promovía ideas cuestionables sobre masculinidad, inicié conversaciones sobre sus videos específicos: ‘¿Por qué crees que dice esto? ¿Cómo crees que afecta esto a chicos que no encajan en ese molde?'”
- Fomentar inteligencia emocional desde temprano. La serie muestra que la incapacidad para procesar emociones difíciles es terreno fértil para la radicalización:
- Normaliza expresar vulnerabilidad: Modela cómo hablar sobre sentimientos de tristeza, rechazo o frustración.
- Etiqueta emociones específicas: Ayúdalos a distinguir entre enojo, decepción, vergüenza y otras emociones complejas.
- Enseña estrategias de autorregulación: Técnicas de respiración, pausas reflexivas o escritura para procesar emociones intensas.
- Normaliza expresar vulnerabilidad: Modela cómo hablar sobre sentimientos de tristeza, rechazo o frustración.
- Proporcionar modelos masculinos positivos. Un vacío que la serie destaca es la falta de referentes masculinos saludables:
- Señala ejemplos cotidianos de hombres que muestran empatía, respeto y colaboración.
- Diversifica los modelos: Deportistas que muestran respeto por contrincantes, artistas que expresan vulnerabilidad, o familiares que asumen responsabilidades de cuidado.
- Habla sobre diferentes tipos de fortaleza: La fortaleza de pedir ayuda, de mostrar empatía, de reconocer errores.
José Luis, educador de Santiago de Chile, sugiere: “Los chicos necesitan ver que hay múltiples formas válidas de ser hombre. Cuando les mostramos hombres que cuidan, que colaboran en vez de competir constantemente, que respetan a todos, les damos alternativas al modelo tóxico predominante en ciertos espacios online.”
- Mantener comunicación abierta sin juicios. En Adolescence, el protagonista no tiene a quién recurrir cuando comienza a dudar de los mensajes que recibe:
- Crea espacios regulares de conversación: Momentos sin dispositivos donde surjan conversaciones naturales.
- Haz preguntas abiertas: “¿Qué piensas sobre…?” en lugar de declaraciones definitivas.
- Respeta su autonomía creciente: Reconoce que formarán sus propias opiniones, tu objetivo es asegurar que tengan una base crítica sólida.
Señales de advertencia en el mundo real

Andrew Tate – Influencer
A diferencia de las series, en la vida real es posible intervenir antes de que la situación escale. Presta atención a:
- Aislamiento digital creciente: Uso obsesivo del teléfono en privado, actitud defensiva si preguntas qué está viendo.
- Cambios en lenguaje y actitudes: Términos despectivos hacia mujeres o minorías, obsesión con jerarquías sociales.
- Glorificación de figuras controversiales: Defensa acérrima de influencers conocidos por promover hostilidad o misoginia.
- Teorías conspirativas sobre relaciones o sociedad: Adopción de visiones simplistas sobre dinámicas sociales complejas.
- Rechazo a medios o actividades que disfrutaba antes: Especialmente si los califica como “femeninos” o “débiles”.
Recursos para intervención temprana
Si notas señales preocupantes, considera estos recursos:
- Terapia individual: Busca profesionales especializados en adolescentes masculinos.
- Grupos de discusión supervisados: Espacios donde jóvenes pueden explorar temas de masculinidad de forma saludable.
- Actividades que fomenten conexión genuina: Deportes de equipo, voluntariado, proyectos creativos que construyan empatía y colaboración.
Carolina, psicóloga especializada en adolescentes de San Juan, Puerto Rico, advierte: “La intervención temprana es crucial. Cada mes que un joven pasa consumiendo contenido tóxico hace más difícil reconectarlo con valores de respeto y empatía. El cerebro adolescente es increíblemente plástico y absorbe los mensajes que recibe repetidamente.”
El balance entre vigilancia y confianza
Adolescence retrata padres que descubren la radicalización de su hijo demasiado tarde. En la vida real, el desafío es encontrar equilibrio:
- Comunicación versus control: Prioriza conversaciones abiertas sobre vigilancia estricta.
- Curiosidad versus juicio: Interésate genuinamente por su mundo digital sin condenar inmediatamente.
- Guía versus prohibición: Ofrece alternativas positivas en lugar de simplemente restringir contenido.
Fernando, padre de tres adolescentes en Valencia, España, reflexiona: “Después de ver Adolescence con mi hijo mayor, tuvimos nuestra primera conversación realmente honesta sobre los influencers que sigue. Me di cuenta que necesitaba estar más conectado con su mundo digital, no para controlarlo sino para entenderlo.”
Conclusión: Preparar NO es paranoia
Las dinámicas retratadas en Adolescence son ficticias pero reflejan tendencias reales. Reconocer estas influencias no significa asumir que todos los adolescentes son vulnerables a la radicalización, sino entender que los espacios digitales pueden amplificar inseguridades y ofrecer “soluciones” tóxicas.
El mejor antídoto es criar jóvenes con pensamiento crítico, inteligencia emocional y modelos positivos que contrarresten los mensajes nocivos que encontrarán inevitablemente online.
¿Has notado cambios preocupantes en el lenguaje o actitudes de tu hijo adolescente relacionados con contenido online? Comparte tu experiencia para ayudar a otros padres a identificar señales tempranas.
El objetivo no es vigilar cada click, sino construir jóvenes que puedan navegar críticamente un mundo digital diseñado para captar su atención y, a veces, explotar sus vulnerabilidades.
Empieza hoy mismo: En el mundo digital, “online” debe significar “all right”. La seguridad emocional y el pensamiento crítico de tus hijos hoy determinarán cómo responderán a las influencias digitales mañana.
¿Tienes preguntas o sugerencias sobre temas que te gustaría que abordáramos? ¡Escríbenos!